Esta casa ofrece a sus visitantes una palpable
prueba de su pasado morisco, que desafiando el paso de algunos siglos, muestra a la generación actual el testimonio de una cultura con la que se
identificó plenamente la villa de Zafra. La fachada es del siglo XV, una obra de arte mudéjar
(característica de los musulmanes que vivían en territorios conquistados por
los cristianos). Está cubierta de seis esgrafiados geométricos, encalados después en la mayor parte de su superficie de la pared. La técnica del esgrafiado
consistía en dibujar sobre el revoque de los muros estando aún fresco, raspando
la cal, con lo que se conseguía una decoración barata, que en algunas ocasiones
llegaba hasta colorearse. Se trata de uno de los pocos restos de esta técnica
decorativa, que abundó en la ciudad durante los siglos XVI y XVIII, y que
contrasta con esa idea de pueblo blanco que actualmente le caracteriza.
Sobre esta fachada esgrafiada se conserva, como principal
adorno y punto de atención artístico, un precioso ajimez morisco, que data aproximadamente del siglo XVI. Es el único ejemplar de su clase perteneciente a todo un pasado histórico de la ciudad de Zafra. Esta ventana geminada está partida en su centro por una
columnita de piedra. Cuenta con un arco polilobulado en artístico ladrillo trabajado,
ya que tiene adornos de formas geométricas (arabescos) y volutas (ornamentos en forma de espiral) en los extremos de dichos lóbulos.
Unos brillantes azulejos de cerámica vidiriada forman el marco y el antepecho de la ventana,
sirviendo también de fondo en los vanos que dejan los ladrillos a ambos
lados de los arcos. La puerta de entrada a la casa está adintelada con ladrillos y enmarcada con un alfiz.
Cuando se llevó a cabo su restauración, se colocaron unos tirantes por riesgo de derrumbe (la casa tenía poca cimentación), es por esto por lo que la fachada no está totalmente vertical (a plomada). Su estado de conservación es bueno después de dicha restauración; se pueden apreciar perfectamente tanto el esgrafiado como la ventana morisca o ajimez.
Cuando se llevó a cabo su restauración, se colocaron unos tirantes por riesgo de derrumbe (la casa tenía poca cimentación), es por esto por lo que la fachada no está totalmente vertical (a plomada). Su estado de conservación es bueno después de dicha restauración; se pueden apreciar perfectamente tanto el esgrafiado como la ventana morisca o ajimez.
Ventana mudéjar en
la casa del Ajimez
Esgrafiados en la fachada
La fachada se conserva muy bien después de su restauración
La casa del Ajimez se encuentra en la calle Boticas de Zafra. Entre todos los edificios que conforman dicha calle, esta casa destaca por su singularidad. En la actualidad es un Centro de Acogida al Turista. La vivienda tenía
doble finalidad: comercial (planta baja) y privada (planta alta). Desde finales del siglo XV albergaba las
boticas de la villa, en cuyo interior existían una o varias armaduras repletas
de botes y cajas, que contenían diversos productos de la farmacopea del
momento. Estos productos eran mezclados por medio del almirez, el alambique o
la redoma, dando como resultado drogas y compuestos con los que aliviar a los enfermo. En el siglo XIX pasó a ser una
tienda de licores y aguardientes y en el siglo XX ya era una vivienda
particular.
A unos pasos de la casa del Ajimez en la calle Boticas
Referencias
bibliográficas:
MAZA
GÓMEZ, C.: Zafra, escondida y acogedora. Autoedición, 2012.
CROCHE DE ACUÑA, F.: Zafra.
Una lección de historia y de arte. Zafra, 2006.
CROCHE
DE ACUÑA, F.: Para andar por Zafra. Zafra, 2003.
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