miércoles, 6 de marzo de 2013

Una bujarda.


Una bujarda es un chozo de piedra o de madera (del siglo XIX), que antiguamente era utilizado por las personas que trabajaban en el campo. Es típico de la arquitectura tradicional extremeña. Se podía utilizar para varias cosas: como pequeño establo para guardar animales (ovejas, cerdos, cabras, etc) como lugar para cobijarse y resguardarse, como vivienda del pastor, como almacén…

Para construir estos chozos se utilizaban principalmente piedras, como la pizarra o la caliza. El techo recibía el nombre de bóveda falsa o falsa cúpula. Para hacer dicho techo, se iban colocando piedras cada vez más cerca del centro de la bujarda, hasta que se juntaban. La planta de estos chozos puede ser circular o redondeada. El suelo podía tener piedras o ser simplemente de tierra. Muchas bujardas se enlucían o recubrían de tierra, barro o adobe, principalmente para que guardasen el calor y para impermeabilizarlas. No eran muy altas o espaciosas, tenían el tamaño justo para que cupiesen el pastor, su familia y algunos animales. La puerta de entrada es bastante pequeña, para que no entrase mucho frío en invierno y mucho calor en verano.

Algunas bujardas pueden tener además alacenas, ventanas, bancos adosados en el interior y en el exterior e incluso chimeneas. Estas chimeneas consistían en una losa granítica perforada en el centro para permitir la salida de humos, la entrada de luz y la aireación, También remataban la falsa cúpula. Estos chozos se situaban en cerros lo suficientemente altos como para poder divisar los alrededores y vigilar el ganado. Según los materiales empleados distinguimos cuatro tipos de chozos:

  1. Chozos de escoberas: es el caso de los chozos de Malpartida de Plasencia. Están construidos con materia vegetal. Su planta es circular y se levantan formando una estructura cónica con varas y rollizos de madera, cubriéndose después con ramajes u otros materiales vegetales que son cosidos al amazón (escoberas, eneas, juncos, etc). Este tipo se da sólo en Extremadura.

  1. Chozos de escobera y piedra: son chozos de planta circular y con paredes de piedra. Tienen una cubierta vegetal de forma cónica realizada con rodillas de madera y bálago de centeno o ramajes diversos como escoberas, juncos y helechos. Dicha cubierta se sostiene por un poste central. A estos chozos también se les llama chozos “de horma”. Sus muros se construían utilizando la técnica de la piedra seca sin aglomerantes para trabarlas. Este tipo de bujardas se pueden ver en La Vera, Monfragüe, Alburquerque, Serradilla…

  1. Chozos de piedra granítica o pizarrosa: su planta es circular y sus paredes se van cerrando hasta formar una falsa cúpula por el procedimiento de aproximación de hiladas del mismo material que los muros. Estos chozos son los más numerosos en Extremadura.

  1. Tipología de chozos más moderna: tienen una planta oval y sus paredes son de piedra, adobe o ladrillo. La cubierta se construye con un armazón de palos y en algunos casos se coloca encima una gruesa capa de barro para asegurar una mayor impermeabilidad.


Los cuatro tipos de bujardas o chozos


La bujarda que fui a ver con mis padres el lunes 4 de febrero pertenece al grupo 3. Dicha bujarda se sitúa cerca de las bodegas Medina, a las afueras de la localidad de Zafra. Mide aproximadamente tres metros de diámetro y dos metros y medio desde el suelo hasta la parte más alta. Su planta es circular y las paredes son de piedra. Tiene una falsa cúpula que se remata con una losa granítica perforada en el centro para permitir la salida de humos, la entrada de luz y la aireación, es decir, una especie de chimenea. Alrededor de esta chimenea había hierba.

Di una vuelta a su alrededor y pude ver varios restos de enlucido o enfoscado, además de un montón de piedras similares a las de los muros de la bujarda. Lo más probable es que estas piedras perteneciesen hace algunos años a una estancia (seguramente fuese un corral) anexa al chozo. Como he dicho anteriormente, algunas bujardas tienen un banco adosado en el exterior o en el interior pero ésta no lo tiene. Tampoco vi ninguna ventana o alacena.

Posteriormente, entré en ella a través de una pequeña puerta que tiene como dintel un trozo de piedra. En el interior pude ver dos huecos: uno en la pared y otro encima de la puerta de entrada. Supongo que servían para colocar distintos objetos. El suelo es de tierra. Como la mayoría de las bujardas, está situada en un cerro alto para que el pastor pudiese vigilar el ganado y divisar los alrededores. Se conserva en muy buenas condiciones. Me gustó la experiencia, pues no había visto nunca ninguna bujarda tan bien conservada, aunque tuve que caminar bastante (campo a través) hasta llegar a ella.


















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