miércoles, 6 de marzo de 2013

La virgen de Guadalupe.


La virgen de Guadalupe es una advocación mariana. Su santuario se encuentra en la puebla y villa de Guadalupe, en la provincia de Cáceres y en la comarca de las Villuercas. Es la patrona de Extremadura desde el año 1907, considerándose así una de las siete Patronas de las Comunidades Autónomas de España. Su fiesta se celebra el día 8 de septiembre, al igual que el Día de Extremadura. Además, es también la patrona de todas las tierras de habla hispana. Bajo su advocación se conquistó el Nuevo Mundo.

Se trata de una pieza de arte Románico, ya que es una talla románica (de aproximadamente 50 cm). Está tallada en madera de cedro. Según dice una antigua leyenda, fue hallada por un pastor, cuyo nombre era Gil Cordero, un vecino de Cáceres. A él se le apareció junto al río Guadalupe, de el cual tomaron el nombre la virgen y el pueblo. Según esta misma leyenda, la figura había estado anteriormente, (varios siglos atrás), junto al cuerpo de San Lucas, expuesta en Roma y Sevilla. En año 714, en plena invasión musulmana, la imagen fue escondida al lado del río Guadalupejo. El nombre de Guadalupejo, procede de la unión de la palabra árabe “wad” (río) y la contracción latina “lux- speculum” (espejo de luz). En este lugar permaneció hasta que la descubrió Gil Cordero.

La talla forma parte del grupo de vírgenes negras de Europa occidental de los siglos XI-XII. En el lugar de su hallazgo se levantó una ermita y posteriormente, el rey Alfonso XI, mandó construir una pequeña iglesia o Santuario. En el año 1389, el monasterio pertenecía a la orden religiosa de los Jerónimos. En la actualidad, lo regentan los Franciscanos. El día 4 de noviembre del año 1982, el papa Juan Pablo II visitó el santuario, vio la imagen y celebró una misa en la que pronunció una homilía sobre las migraciones.

La virgen de Guadalupe, además de ser la patrona de Extremadura, recibió en el año 1982 el título de Reina de las Españas o de la Hispanidad. Su santuario fue uno de los más visitados en España a lo largo de los siglos XVI y XVII. Era muy grande la veneración que se le tributaba y los milagros que se le atribuían. También se considera patrona de la evangelización del Nuevo Mundo, debido a que Cristóbal Colón recibió en el Monasterio de Guadalupe el decreto de los Reyes Católicos para emprender el viaje de su descubrimiento. A su vuelta en el año 1493, volvió al santuario para agradecerle a la virgen su protección.

La virgen de Guadalupe actualmente

El rostro de la virgen es ovalado aunque debido al rostrillo que lo rodea y que le oculta en parte las mejillas, parece ser oblongo. Desde el siglo XIV la virgen aparece vestida con lujosos mantos, grandes coronas, cetros, ya que sin estas cosas se le veía muy simple. Los vestidos le cubren todo el cuerpo excepto la cara, una de sus manos y la cara del Niño. La virgen sujeta al Niño, (algo recostado en su pecho), con la mano izquierda. Esta mano no se ve actualmente, pues se oculta bajo los mantos. Utilizando la mano derecha, la virgen sostiene un cetro. Dicha mano está delicadamente tallada. El Niño pende de un anillo sujeto a los vestidos de su madre. También esta realizado en madera de cedro. De él solamente se aprecian su rostro (modelado en pasta) y su pequeña mano derecha (efectuada en plata), que está en actitud de bendición (con el dedo índice de la mano derecha levantado). La menor delicadeza y habilidad que se observan en el Niño, han hecho pensar que ha sido realizado por un artista diferente al que efectuó la talla de la virgen.





En la imagen superior podemos observar a la virgen de Guadalupe sin mantos ni joyas. Está sentada con el Niño en sus rodillas. Su vestido está pintado de color azul y el manto que le cubre la cabeza y parte del cuerpo, es blanco. El vestido de su hijo es naranja y el manto, amarillo. La mano derecha del Niño está en actitud de bendición. La mano izquierda de la virgen es demasiado grande y está muy deteriorada, por eso actualmente se tapa con los mantos. Esta talla románica, como bien he dicho anteriormente, está hecha con madera de cedro y mide aproximadamente 50 cm.


La virgen de Guadalupe con un manto azul

Una inscripción.

Un escrito grabado en metal, en piedra u otro material resistente que se crea para conservar la memoria de sucesos importantes, recibe el nombre de inscripción. La epigrafía es la ciencia auxiliar de la Historia que se dedica al estudio e interpretación de las inscripciones antiguas. Las primeras inscripciones se remontan a la cultura sumeria, cerca del año 3.800 antes de Cristo.


En el antiguo ayuntamiento de la villa de Zafra, situado en la Plaza Chica de la ciudad, podemos encontrar dos inscripciones. Este ayuntamiento es un edificio construido a mitad del siglo XVIII, que tenía un estilo de corte neoclásico. Cumplió las funciones de cabildo hasta el año 1881. Fue fundado por don Pedro de la Concha y Don Andrés Jaramillo de León y Carvajal en el año 1749. Actualmente, en este lugar, después de una serie de restauraciones, se encuentra la Escuela Municipal de Música de Zafra. En su fachada abundan los rótulos e inscripciones.

La primera inscripción se encuentra tallada entre dos ventanas de la segunda planta del edificio. Está escrita en latín y bordada en una especie de marco plateresco de gran anchura labrado en piedra. Encima del texto se sitúa una figura: un jarrón con varias azucenas dentro, primitivo símbolo de la villa de Zafra. El mensaje que aparece (en latín) dice lo siguiente:
Vere Hoc Consumatum Est Opus Anno Domini MDCCL, Iudicibus Ordinaris D.D Carolo Gonzales Llamazares Et Dom. Joannes Chacon de Alva Becu.
Dicho mensaje, más o menos significa: Este trabajo está realmente terminado el año de 1750, el juez ordenó D.D Carlos González Llamazares y D. Juan Chacón Becu de Alva.
Esta inscripción recuerda su construcción en la mitad del siglo XVIII, junto con los nombres de quienes lo inauguraron.


Inscripción con marco labrado en piedra


La segunda inscripción, también en latín, se sitúa en el dintel de la puerta y menciona a los señores Pedro de la Concha y Andrés Jaramillo de León y Carvajal, nombrados anteriormente, lo que, según se pensaba antiguamente, les otorgaba importancia y fama. En dicha inscripción pone: Se hizo esta portada siendo alcaldes los señores D. Pedro de la Concha y D. Andres Xaramillo de León y Carvaxal en el año 1749. Ambas inscripciones se han deteriorado bastante con el tiempo y actualmente es difícil descifrar el mensaje exactamente. 


Inscripción en el dintel de la puerta de entrada


Con ambas inscripciones de fondo


Una bujarda.


Una bujarda es un chozo de piedra o de madera (del siglo XIX), que antiguamente era utilizado por las personas que trabajaban en el campo. Es típico de la arquitectura tradicional extremeña. Se podía utilizar para varias cosas: como pequeño establo para guardar animales (ovejas, cerdos, cabras, etc) como lugar para cobijarse y resguardarse, como vivienda del pastor, como almacén…

Para construir estos chozos se utilizaban principalmente piedras, como la pizarra o la caliza. El techo recibía el nombre de bóveda falsa o falsa cúpula. Para hacer dicho techo, se iban colocando piedras cada vez más cerca del centro de la bujarda, hasta que se juntaban. La planta de estos chozos puede ser circular o redondeada. El suelo podía tener piedras o ser simplemente de tierra. Muchas bujardas se enlucían o recubrían de tierra, barro o adobe, principalmente para que guardasen el calor y para impermeabilizarlas. No eran muy altas o espaciosas, tenían el tamaño justo para que cupiesen el pastor, su familia y algunos animales. La puerta de entrada es bastante pequeña, para que no entrase mucho frío en invierno y mucho calor en verano.

Algunas bujardas pueden tener además alacenas, ventanas, bancos adosados en el interior y en el exterior e incluso chimeneas. Estas chimeneas consistían en una losa granítica perforada en el centro para permitir la salida de humos, la entrada de luz y la aireación, También remataban la falsa cúpula. Estos chozos se situaban en cerros lo suficientemente altos como para poder divisar los alrededores y vigilar el ganado. Según los materiales empleados distinguimos cuatro tipos de chozos:

  1. Chozos de escoberas: es el caso de los chozos de Malpartida de Plasencia. Están construidos con materia vegetal. Su planta es circular y se levantan formando una estructura cónica con varas y rollizos de madera, cubriéndose después con ramajes u otros materiales vegetales que son cosidos al amazón (escoberas, eneas, juncos, etc). Este tipo se da sólo en Extremadura.

  1. Chozos de escobera y piedra: son chozos de planta circular y con paredes de piedra. Tienen una cubierta vegetal de forma cónica realizada con rodillas de madera y bálago de centeno o ramajes diversos como escoberas, juncos y helechos. Dicha cubierta se sostiene por un poste central. A estos chozos también se les llama chozos “de horma”. Sus muros se construían utilizando la técnica de la piedra seca sin aglomerantes para trabarlas. Este tipo de bujardas se pueden ver en La Vera, Monfragüe, Alburquerque, Serradilla…

  1. Chozos de piedra granítica o pizarrosa: su planta es circular y sus paredes se van cerrando hasta formar una falsa cúpula por el procedimiento de aproximación de hiladas del mismo material que los muros. Estos chozos son los más numerosos en Extremadura.

  1. Tipología de chozos más moderna: tienen una planta oval y sus paredes son de piedra, adobe o ladrillo. La cubierta se construye con un armazón de palos y en algunos casos se coloca encima una gruesa capa de barro para asegurar una mayor impermeabilidad.


Los cuatro tipos de bujardas o chozos


La bujarda que fui a ver con mis padres el lunes 4 de febrero pertenece al grupo 3. Dicha bujarda se sitúa cerca de las bodegas Medina, a las afueras de la localidad de Zafra. Mide aproximadamente tres metros de diámetro y dos metros y medio desde el suelo hasta la parte más alta. Su planta es circular y las paredes son de piedra. Tiene una falsa cúpula que se remata con una losa granítica perforada en el centro para permitir la salida de humos, la entrada de luz y la aireación, es decir, una especie de chimenea. Alrededor de esta chimenea había hierba.

Di una vuelta a su alrededor y pude ver varios restos de enlucido o enfoscado, además de un montón de piedras similares a las de los muros de la bujarda. Lo más probable es que estas piedras perteneciesen hace algunos años a una estancia (seguramente fuese un corral) anexa al chozo. Como he dicho anteriormente, algunas bujardas tienen un banco adosado en el exterior o en el interior pero ésta no lo tiene. Tampoco vi ninguna ventana o alacena.

Posteriormente, entré en ella a través de una pequeña puerta que tiene como dintel un trozo de piedra. En el interior pude ver dos huecos: uno en la pared y otro encima de la puerta de entrada. Supongo que servían para colocar distintos objetos. El suelo es de tierra. Como la mayoría de las bujardas, está situada en un cerro alto para que el pastor pudiese vigilar el ganado y divisar los alrededores. Se conserva en muy buenas condiciones. Me gustó la experiencia, pues no había visto nunca ninguna bujarda tan bien conservada, aunque tuve que caminar bastante (campo a través) hasta llegar a ella.


















El pilar del Duque.

El pilar del Duque es el pilar más antiguo de la localidad de Zafra. Data del siglo XV. Su nombre se debe a que antiguamente estaba situado a escasos metros del muro trasero del alcázar de los Duques de Feria, cuyos antecesores mandaron construirlo para el servicio de los vecinos de la villa. El pilar se trasladó debido a la expansión de la villa de Zafra. Ahora se encuentra enfrente de la biblioteca de la ciudad. Está construido con bloques de mármol y piedras. Recibe sus aguas desde un manantial llamado la madre del agua.

La pieza que más destaca de este monumento es el cuerpo donde está el surtidor, que es octogonal rematado con un pináculo floreado. En el frente por donde se sitúan los caños de los que sale el agua y debajo de un arco conopial rebajado en la misma piedra, aparecen apenas reconocibles dos escudos de los señores de Feria. Dichos escudos fueron picados y destruidos por los franceses en la Guerra de la Independencia. Entre ambos escudos se puede apreciar un jarrón con azucenas, que es el primitivo símbolo de la villa de Zafra. Tiene dos tubos que vierten el agua en un vaso cuadrado, que a su vez tiene otro tubo que vierte el agua a un segundo vaso. Este último es rectangular y mucho más grande que el primero, ya que se utilizaba como abrevadero de caballerías. La decoración de este pilar es gótica.

En pinturas y grabados antiguos de la villa, se observa muy bien cómo la conducción del agua desde la madre del agua hasta este pilar, se llevaba a cabo a través de una especie de pequeño acueducto elevado sobre arcos pequeños. Este acueducto era con frecuencia objeto de bromas y gamberradas. De hecho, existe un curioso documento de un bando de la alcaldía de Zafra (del año 1836), por el que se le advierte al vecindario que respete el servicio del agua, a raíz de una restauración que se hizo de todo el pilar y de su cañería. Con frecuencia se daba el caso de que unos muchachos se subían al acueducto y ensuciaban el agua. Por el anteriormente citado bando municipal, se prohibía romper el caño y no se autorizaba a las mujeres para que lavasen sus ropas en este pilar.









El sábado 26 de enero, fui con mi familia por la tarde a ver este pilar. En lo primero que me fijé fue que hay dos vasos en los que se vierte el agua. El más pequeño tiene forma cuadrada y el segundo, que es más grande, tiene planta rectangular. También pude ver el pináculo floreado. A mí los borlones adornados que hay en dicho pináculo me parecen cabezas de animales, aunque no lo son. Al final del pináculo vi una circunferencia hecha de hierro, que probablemente tenga una función decorativa.

Entre los dos tubos que vierten el agua al vaso pequeño, pude ver la cara de un hombre, en cuya boca hay otro tubo más pequeño, por el que seguramente salía agua hace algunos años. Encima de esta cara, al fijarme bien, vi los dos escudos anteriormente nombrados. Están bastante picados y apenas se ven. Entre los dos escudos, observé el jarrón con las azucenas, el antiguo símbolo de la villa. Encima de los escudos y del jarrón, me di cuenta de que había un pequeño arco, hecho del mismo material que el pilar. Como he dicho antes, se trata de un arco conopial. El tubo que vierte el agua al segundo vaso es más grande que los otros tres.

El primer vaso se encuentra más alto que el segundo y tuve que subir dos escalones para llegar a él. También pude ver peces de colores en el segundo vaso. El pilar en sí se conserva en buen estado, aunque en mi opinión se debería restaurar su decoración. El agua no está muy limpia y no es potable, como indica un azulejo en la parte posterior del pilar. Sin embargo, mucha gente llena botellas y garrafas con este agua. El pilar se sitúa en una plaza empedrada cerca del Hogar del Pensionista, la cual está rodeada por zonas ajardinadas, que hacen el entorno más fresco y bonito. Desde él pude ver el actual parador de turismo, la biblioteca y algunas calles de la localidad. En este pilar se celebran algunos festejos típicos de Zafra como la mojá de la vara a mediados de junio.